miércoles, 18 de abril de 2007
LA ULTIMA VEZ QUE VI A FERNANDO MENESES
En la foto de arriba, Fernando cara a cara con Paco de Lucía, en un taller latinoamericano.
La última vez que vi a Fernando Meneses fue en una casa de Aachen (Aquisgrán), en Alemania. Según él el grupo le debía dinero por la gira. Le acabábamos de dar tres mil marcos alemanes y ya no existía grupo. La cantante había huido a París con el bombo; el guitarrista andino con los chalecos. El bongocero dominicano cobró dos mil marcos y partió con su ilegalidad documentaria. El pianista debía el alquiler de la casa donde habíamos vivido tres meses. El bajista y yo éramos los únicos que regresábamos al Perú, no teníamos dinero ni para ir al aeropuerto. Los managers alemanes se habían comprado el viejo camión de lavandería para las giras, un equipo de sonido y habían pagado sus sueldos con el dinero de nuestras presentaciones.
Pero Fernando pensaba que yo le tenía que pagar, como sobreviviente del grupo, una deuda que sacó de no sé donde. Le dije unas dos mil veces que no le debíamos nada, que no existía esa deuda, y peor aún, en caso de existir, no tenía como pagársela. Insistió, dijo que era para su pasaje de regreso a Colombia, que lo estaba pagando a plazos. Su boleto de avión.
-Dáte por bien pagado con tus tres mil marcos. Yo tengo aún deudas en el Perú, por el dinero que me prestaron para venir acá-, le dije una vez más.
Pero no entendía, así que se fue reclamando. Ni siquiera le di la mano al despedirnos. Con esos tres mil debió haber completado el pago de su pasaje a plazos. Se consiguió un empleo de guitarrista en un crucero que iba a Jerusalén. Cuatro meses después, tomaba el avión con escala en Madrid. Y ahí se acabó su historia.
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