jueves, 8 de marzo de 2007
EN EL CAMINO
En la foto, se trata de la presentación del grupo de becarios para el curso de etnomusicología del INIDEF, en 1977. Si tiene ojo zahorí, reconocerá, entre varios, a Cecilia Isturiz (Venezuela), Chalena Vásquez, Raúl Romero (Perú) y otros. En la primera fila, con cara de intelectual, Fernando Meneses con anteojos.
Meto la mano a la bolsa mágica con las cosas del amigo guitarrista, y extraigo una carta escrita con lapicero, sin fecha. ¿Será tal vez de 1981? Dice así:
"Es lunes en la noche, los ojos se me cierran del sueño, el frío no me dejaba dormir, hoy he tenido un poquito de fiebre pero me he sentido bien.
Llegué a las 7:30 de la mañana, tuve un viaje muy bonito. Siempre tuve un "Angel de la Guarda" al lado.
Cuando el bus salió y te vi por la puerta con vidrios gruesos, empecé a escribirte una carta interminable, como tus cuentos, cada detalle lo escribí, todo lo que me pasaba, todo, no sé si lo recibiste porque solo ahora puedo escribir con lapicero.
Ni creas que me quedé con ventanilla, pero me busqué la forma y me pasé de puesto (te quiero), quedé con mi cara inventando juegos de kastinpas, sobre las olas, el mar llegaba siempre a la playa pero de distinta forma, la arena blanca tenía puertos de pájaros negros y una mujer con unos cuentos también interminables me hacía doler el cuello de tanto escuchar hacia el lado derecho. Me habló de su hijo, su hija y su marido, tenía un aspecto un poco lumpesco y yo me divertía escarbando en ese aspecto, en el bus se formó un escuadrón de mujeres (también una viejita) siempre nos bajábamos juntas y me regalaron frutas y la que hablaba me dio carne asada.
Tumbes. Guaquillas: una mujer a quien le compre café me regaló pollo y arroz, qué delicia, parece que tengo cara de niña o no sé, era una mujer parecida a la que me cuidaba en la finca cuando mi mamá no estaba, muy humilde; quería que me comiera más y más y me daba de todo, me quedé mirando sus ojos muy tiernos y después me tuve que ir, luego me hice amiga de una alemana del movimiento de liberación femenina. Ella andaba con una gran mochila en la espalda y mientras daban las 4 p.m. caminamos hacia el mar (dos horas) hablamos en inglés y viajamos en inglés hasta Quito, donde el frío me trasnochó y además no me tocó ventanilla, llegamos a las 5:30. La alemana Marie alquiló una pieza y allí estuve hasta las 7:30 después nos despedimos con bye y el bus después me llevó a conocer a Pilar la que me hila y conversa del teatro en Brasil.
De Quito a Tulcán me tocó un rolo a quien no le gustaba los olores de "esos indios", yo le dije que él era un conquistador español, él no miraba el paisaje, era un día muy bonito, caliente, así llegúe hasta Tulcán con la cabeza bolteada por el paisaje.
Cuando llegué a Rumichaca con el rolo a las 6 de la tarde me faltaba un sello que me tenían que poner en Tulcán (sello de salida) y me tenía que quedar hasta el otro día pero yo no quería."
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